Por Andres Fuentes
El 26 de junio del 2011 no es un día más en la historia del fútbol. Es que tras caer ante Belgrano de Córdoba en el estadio Monumental, River Plate perdía la categoría por primera vez en su historia, algo que ni el más pesimista podría haber imaginado. Esto fue tapa de todos los diarios del planeta, dada la magnitud y grandeza del conjunto del barrio porteño de Núñez, quien logró volver rápido.
Por ende, en el 2012 ya formaba parte de la elite nuevamente, para que dos temporadas más tarde se dé la llegada de Marcelo Gallardo a la institución para cambiar su destino por siempre. Pero en el medio, quien se hizo cargo del primer equipo fue Matías Almeyda, quien formó parte del descenso siendo futbolista y tomó las riendas del banco de suplentes con el club en la Segunda División.
Con su ayuda, más las incorporaciones rutilantes de Fernando Cavenaghi, ‘Chori’ Domínguez y David Trezeguét, River retornó a la elite. Pero tras un solo torneo transcurrido, la dirigencia llegó a la conclusión de que Almeyda debía dejar su cargo para darle paso a Ramón Díaz, por lo que siguió su camino en otros lugares. Ahora, 11 años después, sigue sumando éxitos en su currículum.
Hace pocas semanas, el Pelado condujo al AEK Atenas para que gane la liga doméstica, pero ahora redobló la apuesta y fue por más. El fin de semana, su equipo obtuvo la Copa de aquel país y se transformó en el tercer entrenador en toda su historia en ganar ambos certámenes al mismo tiempo, marcando una época. Esto abre el juego y habría muchos interesados en sus servicios, según rumores de mercado.
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