Mientras Messi subasto sus camisetas, el destino de la pelota del gol de Enzo

Es innegable que el mundial de Qatar 2022 obtenido por la selección Argentina ha dejado una huella imborrable en todos aquellos quienes hemos presenciado la situación ya sea desde el sillón de nuestra casa o, quienes han tenido un poco más de fortuna, estando en los estadios en los que se disputó la copa del mundo, y poder presenciar el camino de la Argentina hasta la final y el título.

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El dibu Martínez había sorteado los guantes de la final con un propósito tremendamente noble como fue ayudar al hospital de niños y algo similar hizo Lionel Messi con sus camisetas que fueron subastadas y también estaban destinadas a ayudar a la gente, pero la pelota con la que Enzo Fernández le marcó el segundo tanto a México, no tuvo un destino tan noble. Apostá en Betsson a los partidos de las mejores ligas internacionales y duplica tu saldo hasta 50.000 pesos en tu primer depósito.

La realidad es que hasta el momento nadie se había preguntado dónde estaba ese balón, que termina siendo un gol importantísimo, no solamente para la Argentina, que lo necesitaba para relajarse, ya que en cualquier momento México podía empatar el encuentro, sino para el mismo Enzo Fernández, que fue su debut en la red en una copa del mundo, ya que era la primera que disputaba.

Parece ser que esa pelota no quedó en la FIFA, ni en Qatar, ni la tiene el propio Enzo Fernández, que tranquilamente la podría haber pedido como un recuerdo de su primer tanto en un Mundial. En un acto de euforia desenfrenada, Lisandro Martínez, reventó el balón hacia la tribuna, y cayó en manos de una familia argentina, que al día de hoy la tienen, y la exponen como un tesoro.

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¿Qué pasó con la pelota?

El dueño de la pelota es Jorge Luis Moisés, tiene su propio frigorífico en Santiago Del Estero, y en una entrevista con Olé confesó que no tiene intenciones de vender la pelota ni de regresársela a Enzo Fernández, ya que para quedarse la tuvo que pelearse con los hinchas, y ahora además está en su negocio como un trofeo, al que la gente va a sacarse fotos y hace su compra diaria.