Bianchi lo dirigió en Boca, no tuvo un buen nivel y ahora trabaja como vigilante

La gran mayoría de los que fueron dirigidos por Carlos Bianchi coinciden en lo mismo: Es el mejor entrenador que tuvieron en su carrera. Ya sea en Boca Juniors o en Vélez Sarsfield, el Virrey ha dejado miles de conceptos, enseñanzas y aprendizajes que todavía siguen presentes en la mente de sus ex dirigidos. Incluso, muchos de ellos ahora son entrenadores e implementan cosas suyas.

Técnicos como Guillermo Barros Schelotto, Martín Palermo, Hugo Ibarra, Mauricio Pellegrino, Sebastián Battaglia y tantos otros dan fe de eso en cada reportaje que le hacen, revelando todo lo que Bianchi les inculcó y que al día de hoy les es útil para aplicar con sus dirigidos. No obstante, también existen esos ex jugadores que quizás no tienen nada en contra del DT, pero no pudieron consagrarse.

Este es el caso de Edilio Cardoso de Oliveira, quien en una entrevista con Puro Boca contó varios detalles de su carrera, la cual para muchos ya había quedado en el olvido absoluto. El brasileño se destacaba tanto como volante ofensivo como de delantero; y arribó al Xeneize desde las inferiores del Flamengo como una de las grandes promesas de ese club, lo que generaba una gran expectativa.

Más allá de la emoción que le significó recalar en Boca, el ex futbolista solamente entró en el complemento de un partido que el cuadro de la Ribera cayó por 2-7 ante Rosario Central con un equipo más que alternativo, ya que el principal estaba en Japón jugando la final del mundo ante el AC Milan en 2003. Luego tuvo un paso por el ascenso argentino, hasta que su vida cambió.

¿Qué fue de la vida de Edilio Cardoso post Boca?

Fue un jugador que pasó por varios clubes del ascenso argentino como Estudiantes de Caseros, Defensores de Belgrano y Almirante Brown. Luego tuvo otra chance en San Lorenzo, pero no se destacó. Tras probar suerte en la liga primera de Colombia, retornó a Argentina para jugar en Barracas Central, Midland, Berazategui y se retiró en Saitsad en 2018. Actualmente trabaja de vigilante en Florianópolis, su Brasil natal.