Por Martin Fernandez
La eliminación de Boca Juniors en la fase preliminar de la Copa Libertadores ante Alianza Lima fue un golpe durísimo para el club y su hinchada. No solo significó la pérdida de la posibilidad de competir en el torneo más importante del continente, sino que además dejó a la dirigencia en una situación incómoda, con la continuidad de Fernando Gago en el centro de la discusión.
Hasta hace unas semanas, el ciclo del DT parecía estable. Sin embargo, la derrota frente a los peruanos cambió por completo el panorama. Ahora, el futuro del entrenador está en duda y ya comenzaron a sonar posibles reemplazantes. Entre ellos, aparecen nombres como Eduardo Domínguez y el Kily González, quienes, aunque no han recibido un llamado formal, fueron consultados sobre un eventual interés en dirigir al Xeneize. La pregunta es clara
Luego de la eliminación de la Copa Libertadores, Fernando Gago mostró una postura completamente distinta a la que había tenido hasta ahora. Durante gran parte de su ciclo, el DT se había caracterizado por su discurso calmo y analítico, priorizando el desarrollo del equipo más allá de los resultados. Sin embargo, en su última conferencia de prensa, adoptó un tono más desafiante.
Por primera vez, apareció vistiendo ropa del club –algo que no solía hacer– y dejó una declaración contundente: “Nuestro objetivo es ser campeón”. Esta frase marcó un punto de quiebre con respecto a lo que había declarado en otras oportunidades, cuando relativizaba la importancia de algunas derrotas.
Más allá del cambio de discurso, su continuidad sigue siendo una incógnita. Boca se encuentra en un momento clave, en el que debe decidir si sigue apostando por su entrenador o si, por el contrario, considera que el proyecto ya no tiene futuro.
El calendario le da a Boca una oportunidad única para hacer una evaluación profunda. Marzo será un mes con menos competencia y con una pausa por la fecha FIFA, lo que permitirá a la dirigencia reflexionar y tomar decisiones sin la presión de los partidos.
Para Gago, este período será una oportunidad para reorganizar al equipo y demostrar que aún tiene el control del vestuario. Sin embargo, si los resultados no aparecen, Boca podría optar por hacer un cambio de entrenador antes de que sea demasiado tarde.
En caso de que la dirigencia decida reemplazar a Gago, marzo sería el mes ideal para que un nuevo DT llegue con tiempo suficiente para trabajar con el plantel. De este modo, podría imponer su idea de juego, evaluar a los jugadores y prepararse para los desafíos que se avecinan.
Boca tiene dos grandes retos por delante que marcarán el rumbo del equipo y del propio Gago:
El Superclásico ante River a fines de abril, un partido que podría ser determinante para definir su continuidad. Si Boca llega a este encuentro con malos resultados, la presión sobre el DT será inmensa.
El inicio de los playoffs, donde el Xeneize buscará salvar el semestre con una buena actuación.
Estos compromisos serán fundamentales, ya que un Boca sin respuestas futbolísticas en estos momentos decisivos podría terminar de sentenciar el futuro del entrenador. La dirigencia sabe que no puede llegar a esas instancias con un DT debilitado o con el vestuario dividido.
Si bien la dirigencia de Boca aún no ha tomado una decisión definitiva sobre el futuro de Gago, los rumores sobre posibles reemplazantes comenzaron a crecer.
Entre los nombres que surgieron, Eduardo Domínguez es uno de los candidatos con más consenso. Su trabajo en Estudiantes ha sido sólido y ha demostrado capacidad para manejar planteles de alto nivel. Otro nombre que apareció en las últimas horas es el del Kily González, un entrenador que tiene un fuerte vínculo con Boca y que ha mostrado un estilo de juego ofensivo en sus equipos.
Sin embargo, hay quienes creen que Boca podría apostar por un perfil más experimentado. En este sentido, la posibilidad de un regreso de Guillermo Barros Schelotto nunca está descartada, aunque su salida de la selección paraguaya lo dejó en una posición incómoda.
El futuro de Gago está en juego y la dirigencia de Boca deberá tomar una decisión en las próximas semanas. Si el equipo no muestra una clara mejoría en su rendimiento, la opción de un cambio de entrenador será cada vez más real.
Dejar pasar el tiempo sin definiciones podría ser un error, ya que llegar a abril con un DT debilitado y sin confianza en el plantel no parece la mejor estrategia. Por el contrario, tomar una decisión firme en marzo le permitiría a Boca planificar el futuro con mayor claridad y preparar al equipo para los desafíos más importantes del semestre.
Por ahora, Fernando Gago sigue en el cargo, pero su margen de error es cada vez más pequeño. ¿Logrará revertir la situación o su ciclo en Boca está llegando a su fin?
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