Liga Profesional

Racing, la intensidad de una historia

Deslumbró al país en los inicios de la era amateur, descendió de categoría, fue multicampeón y fue a la quiebra.

Por Julián López Navarro

Deslumbró al país en los inicios de la era amateur, descendió de categoría, fue multicampeón y fue a la quiebra.
Deslumbró al país en los inicios de la era amateur, descendió de categoría, fue multicampeón y fue a la quiebra.
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Como si el destino hubiese querido que forjase su temple y se ganará verdaderamente el derecho a ser una institución denominada “grande”, la historia de Racing Club ha tenido tantas vueltas afuera de la cancha como las que dio adentro, en el popularmente conocido Cilindro de Avellaneda.

 

En la calle Diego Milito (arteria renombrada así en honor al homónimo ídolo goleador), en el corazón de Avellaneda y a 350 metros de su eterno rival Independiente, descansa hoy en paz el Estadio Presidente Perón. Un campo de juego que alberga a 51 mil 389 socios, y también a uno de los equipos más importantes de la Argentina, que supo construir su identidad comenzando su historia con una claridad futbolística abrumadora. (Foto de Racing campeón 2014)

 

Descansa en paz porque hace algunos años ha vuelto a consolidarse como aquel que fue en la década que lo vio nacer. La vida del club tuvo sobresaltos, demasiados para el hincha, que recordará el gol del Chango Cárdenas en Escocia, pero también el descenso a segunda división en 1983. Recordará el campeonato de 2001, pero también la quiebra de y las manos privadas de Blanquiceleste S.A.

 

Se forjó grande. Dio sus primeros pasos de vida deslumbrando al mundo del fútbol. Antes de 1930, éste estuvo dominado por la era del amateurismo, y los inicios de esa era, a su vez, dominados por Racing. Tuvieron años gloriosos: entre 1913 y 1919 ganaron todos los campeonatos que disputaron (uno por año), convirtiéndose en el primer equipo heptacampeón de la historia del país, adjudicándose siete títulos de manera consecutiva.

 

Es así que esta plantilla conformada por la unión de dos plantillas anteriores, Football Club Barracas al Sud y de Colorados Unidos del Sud, y siendo además la primera integrada netamente por ciudadanos criollos, deleitó al país con su estirpe arrolladora y eso le valió el mote de “La Academia”, por ser considerado una escuela del fútbol argentino.

 

De hecho, es el club con más torneos ganados en la Era amateur, con nueve estrellas, ya que a las siete mencionadas anteriormente, se le suman las de el de 1921 y 1925. En aquella época, forjaron la identidad de la “Acadé” leyendas como Alberto Marcovecchio, Alberto Ohaco, Natalio Perinetti o Marcos Croce. Para la década del ’10 y del ’20, el club era uno de los más grandes del continente.

 

La transición hacia la Era profesional le costó un tanto hasta que se reacomodó en 1949. El DT Guillermo Stábile supo mantener la llama vigente y le otorgó el récord de volverse el primer equipo tricampeón del fútbol argentino, siendo rey absoluto hasta 1951. En esos años nace la famosa Guardia Imperial, que alentaba y velaba por Racing desde las tribunas, con bombos, banderas y cánticos.

 

Seguirían los títulos, hasta que aparecería “el equipo de José”, una Copa Libertadores y un capítulo de antología en el plano internacional. Una etapa verdaderamente recordada por los hinchas. Es que en 1967, el entrenador Juan José Pizzuti logró consolidar un estilo de juego y un equipo que quedó en la memoria cuando levantó, por primera vez en la historia para un club argentino, la ansiada Copa Libertadores de América. (Foto del Racing de Pizzuti)

 

Ganar esa final les permitió jugar la Copa Intercontinental. Racing se medía con el Celtic, de Escocia. Luego de perder uno a cero en la fría Glasgow por el partido de ida, la Academia recibía en el Cilindro de Avellaneda al conjunto escocés. Y allí, en esa jornada inolvidable, Juan Carlos “el Chango” Cárdenas rompía la red con un golazo y ponía las cosas dos a uno. Final del encuentro y alegría en Buenos Aires: Racing era el primer equipo de Argentina campeón de la Intercontinental.

 

Pasarían los años y llegarían más títulos pero también momentos para el olvido. El club debería jugar en la segunda división del país en el ’83, aunque quizá la etapa más difícil fue cuando en el ’99 la institución se declaró en quiebra y casi desaparece. Llegó el tan esperado campeonato de 2001, la reestructuración a fines de la década y los campeonatos de 2014 y 2019.

 

Una trayectoria intensa la de Racing Club de Avellaneda. Tocó el cielo, se hundió, renació de las cenizas. Todo ello, gracias al puntapié inicial de un pasado glorioso.  


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