Por Andres Fuentes
Las vueltas del fútbol muchas veces, por no decir la mayoría de ellas, son inevitables. Hay sobrados casos en donde cientos de figuras están en la cúspide de su carrera, para luego en un abrir y cerrar de ojos caen notablemente. En ese marco, Boca Juniors tiene varios ejemplos para enumerar. Un caso reciente podría ser el de Daniel Osvaldo, que brillaba en Europa, se puso la casaca del Xeneize y a los pocos meses, desapareció por completo.
Pero este club es tan grande que tiene muchas historias que contar, tanto buenas como malas. En este último ítem se puede ubicar tranquilamente a Ricardo Gareca, quien surgió de las inferiores del club y era muy querido por ‘La 12’. Pero en un duro momento a nivel institucional, en donde Boca estaba quebrado económicamente, en vez de quedarse a ayudar decidió hacer lo peor que podría hacerse en el mundo del fútbol: Traicionar. Es que el Tigre fichó en River Plate, rival de toda la vida.
Esto ocurrió en la década del 80', en donde no se fue solo al Millonario sino que se marchó acompañado de Oscar Ruggeri, ambos marcados por esto. Pero dicen que el tiempo cura todas las heridas y por eso Juan Román Riquelme lo fue a buscar, en esta ocasión para ser el entrenador del equipo de la Ribera. Cordialmente, Gareca agradeció pero siguió su camino en Perú. Ahora las cosas no se salen nada bien.
Si bien su Vélez le empató en los últimos minutos a un siempre bravo River, el equipo del barrio de Liniers no levanta cabeza: Apenas ganó tres de los 18 partidos disputados en la Liga Profesional, la gente no soporta más la situación y él mismo reconoció su malestar: “Tengo que tomar pastillas para poder dormir”, declaró el Tigre en conferencia de prensa. ¿Karma o malos manejos?
09/09/2024
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