Jugadores

Juan Román Riquelme y la Selección Argentina

De Malasia ’97 a Beijing 2008, el enganche se ganó un lugar en la historia de la Albiceleste.

Por Julián López Navarro

De Malasia ’97 a Beijing 2008, el enganche se ganó un lugar en la historia de la Albiceleste.
De Malasia ’97 a Beijing 2008, el enganche se ganó un lugar en la historia de la Albiceleste.
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A veces, y con razón, su figura queda supeditada a lo que hizo por Boca Juniors, a lo que representa para la institución Xeneize.. Lo cierto es que, aunque al día de hoy quede un tanto lejos, Juan Román Riquelme ha trazado un recorrido con la Selección Argentina que lo ubica como uno de los jugadores más importantes que tuvo la albiceleste. 

Del hombre que hoy se sienta en la silla principal del Consejo de Fútbol y asesora a la institución de la Ribera, ese que actualmente realiza tareas de oficina, negocia y hace llamados, de aquel hombre también quedan resabios del jovencito que deslumbraba en las percudidas afueras de Buenos Aires y que cautivó a la dirección técnica de la Selección Nacional Sub 20.

 

El hincha recordará primero el partido con Brasil, los tiros libres contra Chile o el Mundial de Alemania 2006. Pero esos momentos tan trascendentes para la Selección y para la memoria del fanático tienen ciertamente un comienzo, y ese inicio fue en el exótico país de Malasia.

 

Corría el año 1997 y en las divisiones inferiores del fútbol argentino se venía trabajando arduamente, de la mano de José Perkerman. El y su equipo fueron los encargados de formar un grupo de jóvenes futbolistas muy talentosos y, también, muy pequeños. Fueron a Malasia a disputar la Copa del Mundo juvenil, y se volvieron al país con el trofeo bajo el brazo. Habían hecho un destacado torneo y en esa plantilla titular estaban Juan Román Riquelme y sus cortos 18 años, compartiendo el mediocampo con otro crack, Pablo Aimar.

 

Aquella generación fue verdaderamente notable. A muchos de ellos, el ídolo Xeneize volvería a cruzar en la Selección varios años después. Pero para no adelantarse, primero hay que mencionar su primer partido con el equipo Mayor nacional, en el que debutó tan solo unos meses después de la gesta Sub en Asia. Dos años después, en el ’99, sería convocado para disputar la Copa América, en Chile, en la que jugó siempre de titular.

 

En 2005 volvieron a encontrarse viejos amores. Pekerman se ponía el buzo de DT en la Selección Mayor, y, claro, llamaba a Román para formar parte del plantel que viajaría a Alemania a participar de la Copa Confederaciones. A pesar de haber perdido la final a manos de Brasil, fue un buen torneo del “Torero”. Jugó los cinco partidos de titular y nunca fue sustituido, además de marcar tres goles y una asistencia.  

 

La Copa arrojó clara una certeza: para el entrenador, Juan Román Riquelme era una pieza clave. Es así que lo eligió como eje central del equipo que llegó en 2006 a Alemania para disputar el Mundial. No solo eso, sino que también le dio la histórica camiseta número diez. El seleccionado jugó un gran torneo y además con futbolistas que se conocían desde juveniles, como Aimar, Sorín, Samuel, Scaloni o el propio Riquelme, que metió tres asistencias.

 

Un año después la trayectoria con la albiceleste continuaría, porque al ídolo de Boca le tocaba, en esa oportunidad, conseguir la Copa América. Y vaya si tenía la oportunidad. El entonces entrenador Alfio Basile armó un conjunto que arrollaba a sus rivales y era candidato al título. El Diez tuvo cifras muy destacables: metió cinco goles (siendo el segundo máximo anotador del torneo) y dio cuatro asistencias. Todo en seis partidos. El sueño estuvo muy cerca pero, una vez más, quedo trunco en la final y, nuevamente, a manos del duro Brasil.

Sin saberlo, en 2008 Juan Román Riquelme llegó al final de su historia con la Selección, y el destino quiso que sea un cierre a lo grande. El jugador fue convocado para representar al país en los Juegos Olímpicos de Beijing, con un equipo que, aunque con mayoría de juveniles, tenía con qué aspirar a ser campeón.

 

Así fue, ya que luego de derrotar en la final a Nigeria, se calzó la medalla de oro. Román estuvo entre uno de los tres mayores de 23 que habilitaban para jugar el torneo. Un final inesperado pero con alegría para él, que al año después renunciaría. Una dimisión que, de ninguna manera, opacaría su inmensa trayectoria.


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