Mientras Cuti Romero compró una casa con su primer sueldo, lo que hizo Julián Álvarez

Cuti Romero conmovió en los últimos días luego de que su madre, Rosa, contara en una radio que el zaguero de la Selección Argentina le regaló una casa con su primer gran sueldo. Los padres de Cristian charlaron con una radio y se emocionaro al recordar el gesto que tuvo su hijo hace algunos años atrás, tanto así que cayeron algunas lágrimas pese al paso del tiempo desde ese acontecimiento.

Ahora bien, esto abrió la puerta a la investigación de qué hicieron las otras figuras de la Albiceleste cuando empezaron a cobrar salarios millonarios, y fue entonces cuando apareció otra historia emocionante: la de Julián Álvarez. La Araña siempre ha sido un futbolista humilde, pero eso no solo es lo que proyecta, sino que también lo respalda con hechos. Mucho antes de saltar a la fama, el ‘9’ de la Selección y el Manchester City tuvo un lindo gesto digno de rememorar.

Como ya es sabido, Julián dio sus primeros pasos en el fútbol en el Club Atlético Calchín, institución que recientemente realizó un mural de Álvarez en la sede. Si bien hoy el cordobés es una figura de talla mundial (fue nominado al FIFA The Best y al Balón de Oro), nunca olvidó sus orígenes. Y es que el delantero decidió regalarle una camioneta a su primer entrenador, Rafael Varas, quien lo tuvo desde los cuatro hasta los 12 años en el mencionado equipo y luego empezó a trabajar como repartidor.

El testimonio de Rafael Varas sobre el regalo de Julián Álvarez

“Yo soy empleado público, y a las tardes le vendo a supermercados. Tengo un auto que me resultaba chico para tanta mercadería. Hablé con el papá de Julián sobre su presente, y se ve que él después habló con Julián y me sorprendieron con esto. Jamás hubiese imaginado. Es algo que cayó… El padre me llamó y me dijo ‘voy para tu casa’. Llegó tocando bocina y abriendo los brazos. Yo no entendía nada. Lloré un montón", le contó Varas a Infobae en 2020.

Y completó: “A la noche me llamó Julián. Yo estaba esperando, para no molestarlo. Estuve diez minutos y no pude decirle más de tres palabras. Me emocioné, lloré”.